Cuerpo y Sangre de Cristo

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Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica.

Este es el día de la Eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y de los textos bíblicos.

En este año se confiesa el valor redentor de la Sangre de Cristo, sangre de la nueva alianza que supera y hace ya inútil la sangre de los sacrificios que sellaron la antigua alianza en tiempos de Moisés. La Carta a los Hebreos expone definitivamente la fe cristiana en el sacrificio expiatorio y liberador de Cristo, sacerdote y víctima eternos por medio de su propia sangre.

Milagros Eucarísticos:

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