El sueño continúa...



  • “El sueño continúa...” Este es el lema elegido para celebrar el Bicentenario de Fundación de la Congregación Misioneros de la Preciosa Sangre.
  • Soñar, entre otras cosas, es el deseo intenso de algo. San Gaspar del Búfalo soñó con una muchedumbre de operarios que iban por toda la tierra propagando la devoción a la Sangre de Cristo.
  • Hoy, luego de doscientos años, este sueño continúa en cada hombre y mujer que desde la vivencia de la Espiritualidad de la Preciosa Sangre tienen como misión ser agentes de reconciliación en el mundo.


El Origen

Las personas se muestran felices cuando han alcanzando la meta deseada. Las metas se originan en los sueños que se tienen de la propia existencia. Soñar, entre sus muchos significados, es el deseo intenso de algo. Sin embargo, no todos los sueños son realizables a causa de factores físicos, psíquicos, emocionales o sociales. Los sueños deben recibir orientación y ayuda para llevarlos a cabo. Por ultimo, hay sueños a los que se invita a colaborar y  que luego se asumen como propios y se realizan por amor.
San Gaspar del Búfalo fue un gran soñador. Su sueño más grande fue consagrar su vida para aplicar la Sangre Divina  a todas las almas., o dicho de otra manera, soñó con consagrar su vida para que la humanidad entera experimentara la salvación de Dios por la sangre derramada de Cristo.
Como mencionaba en el párrafo inicial, para concretar los sueños se necesita ayuda porque es difícil sacar adelante una obra solos., y de esto era consiente nuestro santo. Al respecto afirmaba: “Las obras son de Dios. El debe cuidarlas”. 
Predicar la salvación por la sangre de Cristo no era tarea sencilla, sobre todo en un país que vivía las consecuencia de las invasiones napoleónicas. El Papa Pio VII le confió a Gaspar la misión de restaurar la vida religiosa y moral en los estados pontificios, además de afrontar el bandidaje por medio de las misiones populares.  Su primera tarea fue, trabajar en la renovación del Clero. Una vez reformado el clero se reforma el pueblo, afirmaba el santo. 
El historiador italino, Giorgio Papasogli, nos cuenta en su libro: Vida y Tiempos de San Gaspar del Búfalo, un evento importante que da inicio a la misión del sacerdote Del Búfalo:
Desde el 03 de octubre hasta el 02 de noviembre de 1814, Gaspar predicó en Giano, un                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      pequeño pueblo de Umbria. Estando allí lo llevaron a visitar un antiguo monasterio abandonado... Estaba dedicado al mártir y obispo san Felix y tenia mas de mil años de antigüedad... Gaspar sintió fascinación por ese santuario abandonado. El 10 de noviembre, durante una reunión de los Operarios Evangélicos, Gaspar propuso  adquirir para ellos la Iglesia y el convento de san Félix en Gianno. El Papa Pío VII, por petición de Monseñor Cristaldi, otorgó el convento como sede de los sacerdotes misioneros.
El 15 de agosto de 1815, fiesta de la Asunción, los aldeanos repletaron la Iglesia de San Félix que se había vuelto a abrir para el culto. Y esa fecha quedó como la fecha oficial de fundación.
En esta casa se comenzó a concretar el sueño de Gaspar y la obra de Dios. La casa en Gianno serviría no solo como residencia de los misioneros, sino también para dar asilo al clero y a la tan anhelada reforma del mismo.
Relato de Fundación

Canta un antiguo dicho cristiano que, Dios escribe recto sobre lineas torcidas buscando la realización plena y la felicidad individual y comunitaria de las personas. Por lo tanto, se debe estar muy atento a los signos de los tiempos para descubrir el dedo de Dios en la historia y no ponerle resistencia, tal com lo hizo nuestro santo.
Antes de fundar su congregación, Gaspar del Búfalo, fue parte de los “Operarios Evangelicos” fundados por don Cayetano Bonnani para el trabajo de la misiones. Mas tarde, luego que Pio VII restituyera la Compañía de Jesús en 1814 , Gaspar del Búfalo quiso concretar la aspiración de su niñez: ser jesuita. Pero el Sumo Pontífice lo llamó a ser misionero secular.

Para fundar la Congregación de Misioneros, San Gaspar recibió la ayuda de dos grandes hombres: de Don Francisco Albertini (Director Espiritual de San Gaspar) y de Don Cayetano Bonnani. 
Giorgio Papasogli nos relata en su libro el origen de la nueva Congregación fundada por el santo del Búfalo.

Don Francisco Albertini transmitió a Gaspar del Búfalo sus primeras aspiraciones. Un día en que Albertini estaba en oración, sintió un fuerte impulso sobrenatural para despertar en las almas la devoción a la Preciosísima Sangre de Jesús, mediante la fundación de un instituto especial.
El 08 de diciembre de 1808 Gaspar, entonces neo-sacerdote de 22 años, predicó sobre la Sangre de Jesús durante la misa en la Iglesia de san Nicola In Carcere. En esta Iglesia Albertini era canónico y fue allí donde sintió la inspiración de promover la devoción a la Sangre de Jesús. Ese mismo día fue instituida una Pia Unión formada por 15 hombres y 15 mujeres.
el 27 de febrero de 1809, Albertini presenta la Regla a la Santa Sede para que la Pia Unión tenga el reconocimiento canónico. Mas tarde compone, también, la corona de la Preciosa Sangre.
En 1810 Albertini y Gaspar del Búfalo parten al exilio a Piacenza, luego a Bolonia, Imola y Lugo. Durante el tiempo de exilio, Gaspar y Albertini, elaboran un proyecto de reglamento base para institutos de misioneros y monjas. Entretanto, don Cayetano Bonnani, el 17 de junio de 1813, fundó en Roma los Operarios Evangelicos para mantener las misiones, y el 29 de diciembre de 1813, San Gaspar, estando en el exilio,  es invitado a formar parte del grupo y se adhiere a ellos.
en 1814, al volver del exilio, la situación era la siguiente: Existía la Pia Unión de la Preciosísima Sangre que tenia sede en la Iglesia de San Nicola In Carcere fundada por Albertini., Existía, además, una institución de Operarios Evangélicos fundada recientemente por Bonnani, la cual obtuvo muy pronto la aprobación y la Iglesia y el convento en Gianno. Gaspar, con el empuje de Albertini, esperaba inculcar la devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo a los misioneros reunidos por Bonnani. Albertini, por su parte, fue más lejos. Temiendo que de ser presentada la propuesta a los Operarios Evangelicos por Gaspar solamente, pudiese ser rechazada, fue directamente donde monseñor Cristaldi exponiéndole todo y obteniendo de él una entusiasta confirmación.  
El 28 de febrero de 1815, Monseñor Cristaldi escribe a Gaspar pidiéndole que ore, para que don Cayetano Bannani tenga a bien que su instituto lleve el titulo de la Preciosísima Sangre de Jesús.
el 01 de marzo de 1815, Gaspar escribe a Bonnani  solicitando también que su obra lleve el titulo de la Preciosísima Sangre de Jesús.
El 23 de septiembre, por petición de Gaspar del Búfalo y Albertini, el Papa Pío VII eleva a Archicofradía la Pia Unión. Albertini, además de su meta de difundir mas eficazmente la devoción a la Preciosísima Sangre, pensó instituir en la Archicofradía un grupo de sacerdotes dedicados a las misiones. En 1817 Gaspar fue elegido Director General de las Misiones de la Archicofradía  y fue el primer promotor y misionero de la Preciosa Sangre. Después se agregaron a la Archicofradía todos los otros Operarios Evangélicos que par tal motivo fueron llamados Misioneros de la Archicofradía de la Preciosísima Sangre. Fue hasta 1830, cuando la Institución de los misioneros estaba consolidada, se separa de la Archicofradía fundada por Albertini y tomara el nombre de Congregación de las Misiones de la Preciosísima Sangre.
Así fue el nacimiento de la Congregación Misioneros de la Preciosa Sangre y la devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

El Apóstol de la Sangre de Cristo

“Este es el precio de la Redención, éste es el motivo de mi confianza en mi salvación., a esta devoción quiero consagrar mi vida., y yo soy Sacerdote para aplicar la Sangre Divina”. 
San Gaspar del Búfalo.

A lo largo de la historia de la Iglesia son varios los santos que han predicho, por gracia de Dios, la aparición de grandes personalidades. Se cuenta que San Pio de Pietrelcina predice que el cardenal Montini sería el Papa y que llevaría el nombre de Juan XXIII., años más tarde, en su encuentro con Karol Wojtila, le predice que él sería el Romano Pontífice.  
Don Raffaele Bernardo, Misionero de la Preciosa Sangre, en su libro “San Gaspar, Santo del Pueblo”., cuenta que estando Francisco Albertini en el confesionario del Monasterio de la Visitación en Roma, una humilde y santa monja, María Inés del Verbo Encarnado, inspirada ciertamente por Dios, le dice: “Conocerá usted a un joven sacerdote, celoso por la gloria de Dios, y con él, en la opresión de los enemigos y en las penas, formará una gran amistad y será su director espiritual. La característica que lo distinguirá será la devoción a San Francisco Javier. El será un misionero apostólico y fundará una nueva Congregación de sacerdotes misioneros bajo la invocación de la Sangre Divina, para la reforma de las costumbres y para la salvación de las almas, para promover el decoro del clero secular, para despertar a los pueblos del indiferentismo y la incredulidad, llamándolo al amor del crucificado. Fundará una institución de monjas, que él no dirigirá. Será la trompeta de la Sangre Divina, con que sacudirá a los pecadores y a los sectarios, en los tiempos difíciles de la cristiandad”.
Esta profecía la comparte Francisco Albertini con Gaspar del Búfalo, estando éste último en peligro de muerte durante el exilio en Piacenza como consecuencia del deterioro físico y del malestar estomacal, el cual le producía convulsiones y dolores intestinales. A la mañana siguiente de tan importante confesión, Gaspar del Búfalo recupera poco a poco las fuerzas y en pocos días se restableció completamente.
La gracia que Dios otorga a sus hijos en los momentos de dolor, angustia y aflicción no solo alivia, como el bálsamo en la herida, sino que, robustece el alma y fortalece para seguir en marcha el camino de la vida. Además de re-orientar o confirmar el estilo de vida y vocación. Para san Gaspar, la gracia de Dios significó la fortaleza para seguir adelante y confirmar que la devoción a la Sangre de Cristo era el arma mística de todos los tiempos, la fuente de amplias bendiciones, por ella se vence la tentación y nos reconcilia con el Padre, ella otorga paz y tranquilidad y purifica toda la tierra.
San Gaspar del Búfalo fue nombrado el Apóstol de la Sangre de Cristo no   solo por predicar sobre ella, sino por creer que por ella Dios purifica y libera. De hecho, no había sermón en que no hablara del amor con que Cristo había derramado su sangre por las almas. Dedicaba, además, mucho tiempo a la meditación de este misterio y a la oración. Ante el crucifijo se inflamaba todo y a menudo caía en éxtasis. Su consuelo y esperanza era la Sangre de Jesús. No suspendía las predicaciones a pesar del mal clima. A todos los sacerdotes inculcaba la devoción y daba material para difundirla. En las puertas de las casas y de los cuartos mandaba poner letreros con la siguiente inscripción: VIVA LA SANGRE DIVINA. En las misiones instituía la cofradía de la Preciosísima Sangre y la hora de adoración a la Sangre de Cristo. A sus misioneros los exhortaba diciendo: “Vayan, lleven la Sangre de Cristo a todo el mundo”. 

Bibliografía
   
1. Papasogli, Giorgio. Vida y Tiempos de San Gaspar del Búfalo. Roma, 1977.
2. Bernardo, Raffaele. San Gaspar, Santo del Pueblo. Albano, 1989.  

Contribuyentes