Nuestra Señora de los Dolores, Mujer de la Nueva Alianza.



Una imagen popular de María a lo largo de Europa desde la Edad Media fue la de María como Madre Dolorosa. El 15 de septiembre, día de la fiesta de María bajo esta advocación, siempre ha sido importante en los calendarios litúrgicos de nuestras comunidades de la Preciosa Sangre.
¿Cómo hemos de entender esta advocación de María? 
Ella subraya la participación de María en el sufrimiento de su hijo y, por extensión, su participación en su labor redentora.
Mujer de la Nueva Alianza
La designación de María como mujer de la Nueva Alianza la sitúa en el plan salvífico de Dios. Esto es realizado en varias formas. Primero que nada, por su fiat en la Anunciación, ella hace posible la Encarnación. Ella se convierte así en una participante vital en el plan salvador de Dios. Segundo, debido a que la mayoría de los relatos que tenemos de ella en el Nuevo Testamento están localizados antes de la inauguración formal de la Nueva Alianza, sus acciones pueden ser leídas como anticipo de la Nueva Alianza. Es decir, al leer estos relatos de María (como lo haremos en un momento), vemos que la Nueva Alianza tiene la intención de ser dirigida a nosotros y de ser para nosotros. En tercer lugar, la identificación con la Nueva Alianza sitúa a María directamente dentro del contexto de la Iglesia, tal como el Concilio Vaticano II intenta hacer. La Iglesia es signo y sacramento para el mundo de esa Nueva Alianza, inaugurada en la sangre de Cristo. María, como la primera a quien el Salvador es anunciado, y quien está con los discípulos en la Estancia Superior en el evento de Pentecostés, es ella misma el ejemplo de lo que ha de ser la vida en la Nueva Alianza. Ella es ejemplo y modelo para la Iglesia; ella muestra en su vida de qué se trata ser Iglesia.
Texto tomado de:  Mary, Women of the New Covenant María, Mujer de la Nueva Alianza Robert Schreiter, C.PP.S. Newman University, 25 de junio de 2002

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