Consagración a la Sangre de Cristo

Señor, Jesucristo, te damos gracias, por haberte hecho ser humano para traernos a la tierra el amor del Padre celestial. 

Te damos gracias, Hijo de Dios, por haberte encarnado, haciéndote hermano nuestro y darnos tu amor.

Te damos gracias, buen Pastor, por haber dado la vida por tu rebaño, purificando y santificando a todos los que cumplen tu Palabra y haciéndonos participes de tu sacrificio de reconciliación.

Te alabamos y bendecimos, porque al entregar tu vida por nosotros, nos diste una nueva esperanza. La muerte es ahora la puerta de la resurrección; y porque tuviste misericordia con nosotros, podemos ser también, unidos contigo, instrumentos de misericordia y reconciliación.

Te alabamos y bendecimos, Salvador nuestro, por habernos hecho miembros de tu cuerpo, que es la Iglesia, por medio del bautismo y la confirmación. En la eucaristía nos permites sellar el vinculo del amor y de la paz, y en el sacramento de la reconciliación sanas las heridas de nuestra peregrinación terrenal y nos devuelves la vida de la gracia, cuando la hemos perdido.

Te alabamos y bendecimos, Jesús, por tu Palabra y por todos tus sacramentos que nos hacen miembros vivos y activos de tu Iglesia.

Te damos gracias por todos los que en tu nombre conducen este rebaño comprado con tu sangre.

Gracias, Señor, por aquellas personas que despertaron nuestra fe y por los que nos han guiado por el camino del amor.

quisiéramos, hoy, agradecerte especialmente, porque en tu Sangre Preciosa encontramos la llave que nos abre y explica el misterio de la vida, del sufrimiento y de la muerte.

Ya que por amor te hiciste ser humano, sufriste y moriste en la cruz, también nosotros queremos ofrecer nuestras vidas, sufrimientos y muerte, a Dios en unión contigo, para así amar de verdad a nuestros hermanos.

Por eso hoy nuevamente nos consagramos a tu Sangre Preciosa. Renovamos las promesas bautismales y deseamos con ardor ser mejores miembros de tu Iglesia, mas alegres y de mayor entrega.

Queremos completar en nuestra vida lo que falta para la salvación y redención de todos.

Deseamos que nuestro tiempo sea tu tiempo; que nuestra alegría sea tu alegría; y que nuestro dolor, sea participación en tu amor redentor.

Unidos contigo queremos ofrecerte nuestra sangre y nuestra vida por la salvación de la humanidad, y ser también un río de misericordia para vencer el temor y el espíritu del mal, para dar fortaleza y confianza a los que sufren; para enseñar a los que buscan el buen camino; para volver al camino a los extraviados: para consolar a los moribundos y para suplicar por el perdón de los difuntos.

Señor Jesucristo, por el poder de tu Sangre Preciosa, ayudados a ser fieles a este consagración. Danos la gracia de perseverar en la contemplación y adoración de este misterio de amor.

Ayúdanos a difundir este mensaje de redención para aumentar el numero de los que honrar tu Sangre Preciosa, para la mayor gloria de Dios y la salvación del mundo. Amén.

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