Queridos hermanos y hermanas:
Hoy comenzamos la Semana Santa, una semana muy especial para todos los cristianos. Hoy acompañamos a Jesús en su entrada a Jerusalén. La gente lo recibe con alegría, con ramos en las manos, cantando: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”. Todos lo aclaman como Rey.
Pero Jesús sabe bien a dónde va. No va a un palacio, sino al camino de la cruz. Jerusalén no es solo una ciudad; es el lugar donde sufrirá, donde será traicionado, donde lo condenarán y lo matarán. Sin embargo, Jesús no se detiene. Él sigue adelante. Camina con valentía, con amor, con confianza en Dios. Va decidido a dar la vida por nosotros.
Y cuando algunos fariseos le dicen que haga callar a la gente que lo alaba, Jesús responde algo muy fuerte: Si ellos callan, gritarán las piedras.
¿Qué quiere decir con esto? Que cuando el amor de Dios se hace presente, nadie lo puede callar. Que cuando el corazón quiere alabar a Dios, no hay fuerza humana que lo pueda detener: ni el cine, la TV con sus telenovelas y series, el futbol, el internet o los video juegos. Y si nosotros nos callamos, si nos distraemos con estas u otras cosas, si olvidamos a Dios… hasta las piedras van a gritar. Porque su amor no se puede esconder.
Hoy vivimos en un mundo que muchas veces nos quiere hacer callar. Nos dice: “¿Para qué orar? ¿Para qué ir a misa? Mejor diviértete, vete a la playa. No permitamos que se apague nuestra fe. No dejemos que nuestra voz se silencie y se calle para alabar a Dios.
Queridos hermanos, esta Semana Santa es una oportunidad para caminar con Jesús. Para seguirlo con fe, con amor, sin miedo. No como espectadores, sino como discípulos. Y, sobre todo, para no callarnos. Que no nos gane la indiferencia ni el ruido del mundo. Que seamos como aquella gente que, con alegría, gritaba: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.
¡Que no tengan que gritar las piedras por nosotros! Que grite nuestra vida, nuestra fe, nuestro amor.
Padre Omar Cerda C.PP.S